Galius Baltasar

Mi nombre es Galius Baltasar, soy un Dragonborn nacido en Abeir mucho antes de la Spellplague y que los mundos se unieran.

Nací y me crié como esclavo de los poderosos Dragones de Abeir, un día trabajando en el campo vi como un poderoso mago abría un portal y lo atravesaba. Esperé unos segundo seguro de que se cerraría detrás de el, me fui acercado despacio y el portal seguía abierto. No lo pensé más y me tiré para adentro. ¿Qué podía ser peor que esto?

Vagué mucho tiempo sobreviviendo como pude. Luché, robé, asesiné y mil cosas más. Cómo he sobrevivido más de mil años es otra historia, una historia oscura llena de pecados, en los que sólo de pensar siento como si se me muriera el alma. Alma que sólo hace un año que he podido recuperar. Alma que había dado a cambio de la insensatez de la vida eterna. Alma que me ha hecho recuperar el camino.

No estuve solo ni cuando era todo oscuridad ni ahora que aparece una pequeña luz.

Al primero que conocí fue a Malaggar, un bicho todavía más raro que yo en este mundo. Es como un elfo pero de piel negra; drow se llaman. Él también venía huyendo de la esclavitud y otras cosas peores.

Una noche estaba asando unos conejos escuálidos que había podido cazar, cuando siento movimientos en un arbusto. Nunca le pregunté si fue el hambre que lo llevó a mover el arbusto o si simplemente lo hizo para avisar que estaba ahí, porque en mil años nunca más lo vi hacer algo torpe. 

Salió muy elegantemente, se arregló los harapos que tenía colgando y se presentó como todo un Lord de la costa de la Espada. Quién lo hubiera dicho.

Yo no sabía nada de la herencia de los drow si no probablemente lo hubiera atacado sin pensar, pero a primera vista era un vagabundo igual que yo, así que le invite a compartir la cena y desde ahí nuestros caminos siguieron juntos hasta hoy.

Al día siguiente y con el estómago algo lleno planeamos nuestro primer atraco. Yo hacía semanas que andaba merodeando un pueblo cercano así que conocía la ruta por donde llegaban los mercaderes.

Elaboramos a lo que nuestro parecer era un plan infalible. Todavía me sorprende que no nos hayan matado a los 5 segundos, aunque en realidad nos salvamos gracias a la ayuda de Dayereth, si no fuera por su súbita aparición no estaría contando esta historia.

Malaggar se tiraba en el medio de la carretera como haciéndose el muerto y cuando la carreta se detuviera yo que me encontraba escondido detrás de unos matorrales saltaba y le daba con un palo en la cabeza al conductor y pronto, rápido y fácil.

La cosa no había arrancado mal. La caravana se detuvo, pero bastante antes del matorral donde yo estaba escondido; los conductores eran 2 no uno. Se bajaron del carruaje e inmediatamente desenfundaron sus espadas. ESPADAS!!! Ya era más que notorio que nuestro plan maestro tenía un par de baches! Yo me desesperaba haciéndole señas a Malaggar para que corriera pero él estaba haciendo con todo su profesionalismo un gran papel de muerto.

Cómo explicarles la cara de los conductores cuando se dieron cuenta que lo que estaba tirado era un Drow! Se empujaban para ver quién llegaba primero a ensartarlo! Pasaron corriendo por mi lado y ni se dieron cuenta cuando salí. Intenté derribar a uno pero fallé y quedé tirado en el piso con una espada en la garganta.

En ese preciso momento cuando estaba seguro de morir, siento la voz de alguien que grita desde la 

carreta “CAYERON EN LA TRAMPA ÑOÑOS!!!!”. Los dos conductores se olvidan de nosotros y salen corriendo hacia la carreta que les estaba siendo robada.

Nosotros también salimos corriendo pero para el otro lado. Lo único que logré ver mirando de reojo fue a un humano grande como una puerta escapando con la carreta mientras los conductores lo perseguían.

Esa misma noche sin nada que comer, yo herido en el orgullo y Malaggar más enojado porque otro se había llevado la carreta, nos echábamos las culpas por el frustrado plan. Ahí apareció el humano y su primer frase fue “Cubran ese fuego, se los puede ver desde el underdark”. Traía al hombro dos bolsas con todo lo que había podido cargar de la carreta.

Por qué nos buscó para compartir el botín, quién sabe. Seguramente harto de vagar sólo, vió en nosotros unos posibles compañeros, o simplemente estaba tan loco como para juntarse con un drow y un dragonborn.

Esa misma noche se formó un grupo que dura ya más de mil años, faltarían otros dos que ya no están con nosotros para que el grupo estuviera completo, pero eso ya es otra historia.

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