Sesión 1: Misterio en Loudwater

Nightal 3, 1480 DR (Year of Deep Water Drifting)


¡Durante semanas esperamos que alguien acudiera en nuestra ayuda! En Loudwater se estaban produciendo desapariciones, cada vez más frecuentes e inesperadas. Pensamos que nadie vendría. Por suerte nos equivocamos.

Llegaron de tarde, cinco aventureros de gran porte: Jorah Alexander, paladín de Tyr; Eldon Garrick, gnomo de extrañas habilidades mentales; Baracus Rondo, amigable y alegre halfling de furtivos talentos; Erdan Kurwatavar, elfo de melancólica naturaleza, acompañado de un oso, Kumba; finalmente, Elondol Musknarsyr, mago elfo de gran conocimiento. 

Rápidamente se pusieron en contacto conmigo, donde les resumí los eventos ocurridos. Tres meses atrás, desapareció Pavel Fielderson, 24 años, único hijo de la familia; tomamos su desaparición como algo natural, una huida en busca de mejor vida. Sin embargo, dos meses después, el mercante Jonathan Chappel, el único que aún venía al pueblo, no apareció. Pocas semanas después, desapareció Lizzy Mournbrook, 18 años, la hija menor de la familia. De aquí, solamente días pasaron entre las siguientes desapariciones, de Jerry Junam y Lisa Carter. El grupo fue decisivo en tomar acciones y comenzó su investigación en la casa de la última desaparecida. El mago Elondol descubre en el cuarto de la niña restos de lo que parecía ser tela de arpillera, pero ninguna señal de entrada forzada ni huellas alrededor de la casa. Encontraron un patrón en las desapariciones: cada vez eran más jóvenes, excepto el señor Chappel, que no encajaba en el patrón. Sin embargo, decidieron mantener vigilado al niño más pequeño del pueblo, Spencer Barleywound, de apenas 2 años, mientras ellos patrullaban bajo el manto de la noche. 

Poco después de caída la noche, el grupo avistó a una figura extraña caminando en la calle. Investigando más de cerca, resultó ser Teresa Honorspear, la mujer más vieja del pueblo. Sospechando algo, Baracus y Erdan fueron a su encuentro, solo para encontrar que Teresa disfrutaba de echarse debajo de los árboles de la plaza a mirar las estrellas en noches despejadas. Minutos después, el gnomo avistó - por medios que desconozco - que la ventana del cuarto de Spencer se abría. El grupo se apresuró a la casa, solo para encontrar que el bebé había desaparecido, sin dejar rastro alguno. Rápidamente se separaron y registraron los alrededores, pero sin éxito. Erdan, brillantemente le pidió a Kumba que siguiera el rastro de olor del niño. El oso capturó enseguida el rastro, y lo siguió hasta el borde del río. El grupo cruzó el río con facilidad, asistiendo a Kumba para que nadara contra la fuerte corriente y así pudiera cruzar. Ya del otro lado, el mago emprendió vuelo sobre el bosque, acompañado de su búho. El ranger, utilizando su sexto sentido, detectó la presencia de lo que parecía ser el infante dentro del bosque. Sin dudarlo, se internó en el espeso bosque en persecución de lo que fuera que estaba huyendo con el niño. El resto del grupo siguió a Kumba que se apresuraba para seguir a su maestro. 

Eventualmente, el grupo se encontró con el ranger, en el punto donde las huellas del secuestrador se perdían. Registraron la zona, y en un momento de extraña lucidez, el paladín notó que debajo de un árbol se abría un túnel. Se internaron sin dudarlo. Llegaron a una caverna donde encontraron restos de huesos que - para el alivio de todos - no pertenecían a humanos y un túnel que descendía en un pronunciado - y resbaladizo - espiral. Baracus, harto de no poder ver absolutamente nada (siendo el único incapaz de ver en la oscuridad), encendió una luz y bajó el espiral. Al llegar a su fin, se sorprendió al ver una figura alta, de pelo blanco, que parecía estar comiendo. Para la fortuna del hafling, se encontraba de espaldas y no se percató de su presencia, lo cual le permitió retroceder; sin embargo, el ruido del paladín bajando torpemente con su pesada armadura lo alertó y cuando finalmente se encontraron en la caverna, la figura había desaparecido. Continuaron su descenso con apuro, esperando encontrarse con la figura. Escucharon el claro sonido de bestias alimentándose y el paladín decidió acercarse hasta un recodo del túnel para poder ver que lo provocaba. Sus ojos se encontraron con dos bestias horrendas, con tentáculos y bocas enormes, que dejaron su comida y cruzaron miradas con el paladín.


- Extracto del diario de Ismael Zimmer, dueño de la taberna "El Pez Veloz"

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