Sesión 7: El plano de las sombras

Marpenoth 26, 1480 DR (Year of Deep Water Drifting)

Pasada casi una quincena desde la invasión a Ravenhold, la situación está un poco más controlada. Los trabajos de reconstrucción ya están avanzados y la gente está volviendo a establecerse. Hace unos días Jarred regresó a la fortaleza junto a un centenar de guardias de la ciudad de Baldur's Gate los cuales ayudan a mantener el orden y la calma entre la población.

Los interrogatorios de los prisioneros dejaron en claro que el próximo destino es el desconocido punto marcado en el mapa obtenido por Shokan, en el plano de las sombras. Consultando con Vordamyr, que vivió muchos años en ese lugar, llegan a la conclusión que el punto marcado en el mapa puede representar un lugar en la cadena de montañas conocida como la Garganta del Dragón, que se caracteriza por la presencia de numerosos de dichos reptiles.

Afortunadamente, el disco de metal con trozos de ravenstone que Shokan encontró en su paseo por el plano de las sombras resultó ser un artefacto que permite viajar entre dicho plano y el plano material y viceversa. Utilizando dicho artefacto, el grupo decide crear un portal al Templo de los Perdidos en el plano de las sombras, ubicación que ya conocen varios miembros del grupo. Una vez que llegan al templo y exploran el lugar se dan cuenta que está abandonado, pero hay rastros de que hasta hace poco tiempo estuvo habitado. Deciden entonces emprender el viaje hacia el norte, en dirección a la Garganta del Dragón.

El viaje a través del plano de las sombras es una experiencia distinta, por la penumbra que reina en el ambiente, y el tenue tinte verdoso de la poca luz que logra penetrar las oscuras nubes. Sin embargo, el viaje transcurre sin inconvenientes hasta que luego de varias horas de caminata en dirección norte llegan al cruce de un caudaloso río. Donde otrora existía un puente que cruzaba el río, hoy en día no queda nada salvo algunos escombros. Deciden entonces utilizar una cuerda mágica que se ata sola con un comando para tender una línea atravesando el río. Utilizando esta cuerda comienzan a cruzar lentamente utilizando las manos y las piernas para no caer al agua helada.

Baltasar decide ir primero, y cuando se encontraba a mitad de camino un joven dragón negro aprovecha el momento para salir disparado del agua como una flecha y apoderarse del dragonborn. Con un grito, ambos caen al agua. Luego de un esfuerzo sobrehumano, Baltasar logra soltarse del abrazo del dragón y salir a la superficie, momento que el dragón aprovecha para levantar vuelo y atacarlos desde del aire. Luego de escupir un chorro de ácido que por poco no derrite varias caras, Dayereth utiliza su escudo para arrojárselo al dragón y paralizarlo, lo que causa que se desplome a tierra, donde el grupo no tiene demasiados problemas para terminar con su vida. Pasado el susto, y luego de recuperar el aliento, prosiguen el viaje hacia el norte.

Cuando el sendero se separa en dos, un camino hacia el noroeste en dirección a un bosque, o hacia el noreste en dirección a unas llanuras, el grupo decide tomar el camino hacia el bosque, para evitar ser vistos por los numerosos dragones que se vislumbran sobrevolar la zona a lo lejos. Una vez llegan al bosque, el elfo Galanodel detecta la presencia cercana de criaturas demoníacas, por lo que avisa al grupo para que sean precavidos.

Mientras el grupo atraviesa el bosque, se cruzan con un pequeño kobold que porta un medallón con forma de ojo, que se mueve como registrando todos los movimientos de lo que sucede alrededor del kobold, que se ofrece a guiarlos hasta la morada de la señora del bosque. El grupo acepta y luego de caminar durante una media hora llegan a un claro donde pueden ver claramente una esbelta figura femenina sentada en la cabecera de una mesa. Al acercarse más puede ven lo que parece ser una ninfa del bosque, completamente desnuda, la cual los invita a sentarse a la mesa. Tras una breve charla, la ninfa comparte con el grupo la noticia sobre la presencia de varios humanos en las cuevas en las montañas. Les indica que Kobi, el kobold los puede guiar a una entrada secreta a las cuevas, a cambio de un favor. Ella está dispuesta a guiarlos a las cavernas a cambio de que le traigan un huevo de dragón del interior. Luego de aceptar, Baltasar intenta partir inmediatamente pero la ninfa insiste en que se queden algunas horas a descansar. Ante la insistencia del dragonborn, otras dos ninfas, hermanas de la primera se sientan a la mesa y comienzan a seducir a los integrantes del grupo. Baltasar no quiere saber de nada y sigue insistiendo en irse, pero Dayereth y Galanodel caen presa de los encantos de las ninfas y sin siquiera levantarse de la mesa son partícipes de una intensa sesión de sexo salvaje con una ninfa del bosque.

Pasados algunos minutos muy bizarros, Baltasar logra poner al grupo en marcha y la ninfa le extiende la mano recordándole el mutuo acuerdo. El dragonborn le estrecha la mano a la ninfa y cuando retira la suya ve rastros de sangre. Rápidamente y sin mediar palabra se ponen en marcha, tras el alegre trote de Kobi el kobold, el cual parece muy contento de ser de utilidad.

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