Sesión 6: Vaelan, Cruce de Destinos
Nightal 26, 1480 DR (Year of Deep Water Drifting)
Cumpliendo con lo
prometido, el misterioso druida del bosque los guio al pueblo de Vaelan, hogar
de Jorah y - supuestamente - del mago Agrunar. De camino, hicieron una pequeña
parada en otro sector del bosque, cerca de un río, lugar que Jorah reconoció de
inmediato; señalando hacia un montículo de hojas y raíces, dijo: "Prometí
que te diría donde están tu hermana y tu madre." Al acercarse, vio sus
cuerpos sin vida y su corazón dio un vuelco. Acongojado por dos muertes que
sospechaba pero no asumía como ciertas, comenzó a excavar dos tumbas con la
ayuda del druida. El resto del grupo contempló en silencio mientras Jorah
dedicaba unas plegarias a su madre y hermana. Inundado por un sentimiento de
venganza cegador, él y el resto del grupo siguieron camino hacia el pueblo,
guiados por el druida.
Luego de unos
minutos de caminata, comenzaron a notar que algunas imágenes se repetían:
árboles que lucían familiares, raíces con las cuales se tropezaron varias
veces. El druida caminaba en círculos, concluyeron. Al cuestionarle, explicó
que en realidad estaban caminando en espiral, ya que existía un hechizo
ilusorio que protegía al pueblo, formando una especie de laberinto invisible.
Al cabo de unos minutos más, el paisaje se tornó distinto y el druida se
detuvo. "El pueblo está cerca, unos cientos de metros en esa
dirección", dijo señalando hacia los restos de un sendero de piedra casi
completamente desaparecido debajo de vegetación. "Hasta aquí llego, les
deseo suerte en su misión y quizás nos volvamos a ver algún día."
El grupo continuó su
camino. Llegaron luego de pocos minutos a las ruinas del pueblo, construcciones
de madera y piedra chamuscadas, desvencijadas por el paso del tiempo. Pasaron
por enfrente a lo que eran claramente los restos de una forja, donde notaron
que el yunque estaba intacto y sobre él posaba un martillo en impecable estado,
contrastando con los destrozados alrededores. Mirando más de cerca, Jorah lo
tomó y en voz alta leyó unas runas enanas grabadas en la cabeza del martillo:
"Fulgron Brawnanvil".
Inmediatamente, Golgron le quitó el martillo de las manos y exclamó con
sorpresa: "¡Es de mi abuelo!". El enano intentó recordar alguna
historia de su padre sobre su abuelo, pero aparte de saber que era herrero,
nunca había escuchado nada más sobre él, mucho menos que vivía en un pueblo en
el High Forest.
Aún sorprendidos por
lo encontrado en la herrería, el grupo siguió caminando hacia donde Jorah
recordaba estaba la casa del mago Agrunar. Sin embargo, notaron una
construcción fuera de lugar en el resto del paisaje: una casa de techo bajo,
notoriamente impráctica para humanos. Se acercaron con curiosidad y dentro
encontraron entre cenizas y escombros un diario con tapa de cuero con una
palabra inscripta: "Rondo". Atónito,
Baracus abrió el diario y comenzó a repasar las pocas hojas aún legibles. El
diario pertenecía a Pomar Rondo, su padre, y contaba como él y su esposa Miri
habían viajado por varios pueblos en un período de pocos años. Casi al final,
las últimas entradas hablaban sobre su inminente partida de Vaelan hacia
Athkatla, donde planeaban sentar cabeza y criar al pequeño Baracus, apenas
nacido. Un sentimiento de incredulidad y asombro se apoderó del grupo, que con
más preguntas siguieron caminando.
Ya casi en el borde
del pueblo y a apenas una milla de la casa del mago, se encontraron con una
casa más grande que las demás, pero igual de derruida. Sin embargo, por una de
las paredes caídas se podía ver en su interior un cofre de madera chamuscado pero
aún cerrado. Expectantes por saber que otros secretos guardaba el pequeño
pueblo de Vaelan, abrieron el cofre. Dentro habían restos de ropa, quemados y
casi desintegrados. El paladín buscó en el fondo del baúl y encontró una
alianza de oro. En el interior del anillo se podía leer una inscripción: Magnus Musknarsyr - Torandil Kurwatavar - 1389 DR.
Elondol y Erdan se miraron con una mezcla de sorpresa y disgusto. Esos nombres
eran de su tío y su madre, respectivamente. Aparentemente, eran parientes y
estuvieron viajando juntos ignorando este hecho hasta ese momento.
Vaelan en ruinas |
Un escalofrío corrió
por la espalda de los aventureros. Todos tenían algún tipo de vínculo con el
pueblo y el bosque. De alguna manera, el destino o quien sabe que los había
unido en su camino, de forma aparentemente aleatoria y los había guiado hasta
ese lugar, en ese momento, para descubrir todo esto juntos. No había forma de
explicar esto, no aún, así que siguieron hacia la casa del mago, en un
contemplativo silencio, intentando justificar estas coincidencias.
Al acercarse a su
destino, vieron que contrario al resto del bosque, en esta zona había troncos
de árboles talados. No tardaron en encontrar que la razón de esto era que la
casa del mago había sido reformada, según explicó Jorah, ya que en su memoria
era bastante más pequeña. Lo que vieron ahora era algo más cercano a una
mansión que una casa, con dos pisos y una imponente puerta principal. En los
alrededores, Erdan encontró huellas de slaad, pero no había ninguna criatura a
la vista, ni siquiera ruido alguno. Elondol envió a su búho a investigar la
casa, buscando una entrada alternativa, pero al ver que no había, decidieron
enviar al diablo la sutileza y entrar por la puerta principal.
Para su sorpresa, la
puerta principal se encontraba destrancada. El hall de entrada estaba
totalmente a oscuras. El grupo entró a la casa, sin saber que iban a encontrar.
Directamente frente a ellos había una escalera que subía al segundo piso con
una puerta cerrada impidiendo el paso. Al costado de dicha escalera, había dos
puertas y una puerta en cada pared lateral. Jorah abrió la puerta a su
izquierda y lo que vio le revolvió el estómago. Colocados en soportes que
parecían de armadura, había cuerpos… pero no cualquier tipo de cuerpo, sino
cuerpos construidos con partes de varios cadáveres. El paladín cerró la puerta
sin intención de mirar eso más de lo necesario. Abrieron entonces una de las
puertas al costado de la escalera y desearían no haberlo hecho, al menos no sin
tomar las precauciones necesarias. Del otro lado de la puerta, en un comedor de
importante tamaño, había unas criaturas que notaron su presencia de inmediato.
Bearded Devil |
Bone Devil |
Imp |
Spined Devil |
Mientras Erdan
juntaba combustible, Elondol revisaba la biblioteca, Golgron investigaba el
depósito en la cocina y Jorah decidió dar una mirada más detenida en el cuarto
donde vio los cadáveres ensamblados. Al entrar y mirar con atención los
"cuerpos" comenzó a darse cuenta que algunos rostros le eran
familiares. Uno en particular, lo hizo parar en seco: su padre. La cabeza de su
difunto padre había sido cosida al cuerpo de otra persona. Horrorizado,
descolgó el cuerpo. El grupo se juntó e intentaron encontrarle explicación a
semejante barbarie, pero no hubo caso, nada de lo que habían visto y
experimentado ese día tenía sentido. Atascados, subieron al cuarto del mago, el
único lugar que no investigaron a fondo. Subieron y revisaron todo, pero no
encontraron nada que les ayudara a comprender qué diablos estaba ocurriendo. Al
bajar de vuelta al comedor, vieron que en una de las paredes, donde había una
estufa a leña, la misma se había corrido, revelando un pasadizo secreto seguido
por una escalera que bajaba en espiral. Descendieron sin otra alternativa.
El sótano era
bastante amplio. En el centro había un círculo de runas mágicas junto a un
altar, claramente parte de algún tipo de ritual. Cubriendo todas las paredes,
sin embargo, había cuerpos colgados con agujeros en el pecho, aproximadamente
unos cincuenta. Había además estantes y armarios con químicos y joyas, por lo
que concluyeron que se trataba de un laboratorio de slaads. Lo que aún era un
misterio era como se había abierto ese pasadizo detrás de la estufa. Juntaron
lo que consideraron de valor y volvieron al comedor.
Inmediatamente
después de subir, notaron que todas las puertas para salir del comedor se
encontraban cerradas. Detrás de ellos escucharon el arrastre de piedra con
piedra mientras la estufa sellaba el pasadizo por el que recién habían subido.
Elondol tuvo el atino de utilizar uno de los pocos hechizos que le quedaba para
poder ver criaturas invisibles. Al abrir los ojos y mirar a su alrededor, su
rostro se desfiguró al ver como unos siete slaads de diversos colores los
observaban, relamiéndose en anticipación de su próximo banquete.
Extracto del diario de Dugan Ivosik, contramaestre y
teniente de los Grey Hands.
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