Sesión 2: Experimento Slaad

Nigthal 4, 1480 DR (Year of Deep Water Drifting)

Los aventureros se trabaron en batalla contra las aberraciones, conocidas como otyugh. Elondol abrió el encuentro con una bola de fuego que para sorpresa de todos, no era de fuego, sino de una luz violeta que explotó con tremenda fuerza. Rápidamente se acercaron a las bestias, para combate cercano, aunque para sorpresa del paladín, fue más doloroso de lo que esperaba; una de las bestias, utilizando su fuerte tentáculo, atrapó a Kumba, el oso compañero de Erdan y lo utilizó como arma, propinando dos imponentes golpes contra Jorah que lo dejaron atontado y dolorido. Más allá de ese leves contratiempo, lograron despachar a las criaturas con relativa facilidad, ayudados por unos extremadamente certeros golpes de espada del paladín.

El tiempo apremiaba, ya que aquella criatura que habían seguido hasta la caverna seguía en fuga, por lo cual se apresuraron tras su rastro. Los túneles comenzaron a multiplicarse, pero entre las habilidades del ranger y un poco de buen oído, lograron seguir a la criatura, finalmente encontrándola en una amplia caverna. Sin embargo, antes de entrar, escucharon una voz que entablaba un diálogo que parecía telepático, considerando la ausencia de respuestas. Sin dudarlo un segundo más, el grupo se lanzó al combate.

Elondol, el único que podía ver criaturas invisibles, finalmente vio lo que estuvieron siguiendo todo este tiempo: un Oni, conocido también como "ogro mágico". Una criatura alta, de piel azul, pelo blanco y una horripilante sonrisa. Pero todos vieron a las criaturas que lo acompañaban: tres aberraciones con rasgos anfibios, de distintos colores, con garras y bocas enormes. Uno de ellos, al ver a los aventureros, conjuró un hechizo y desapareció, quedando dos, uno rojo y uno azul. Erdan, que cuenta con amplios conocimientos sobre aberraciones, reconoció a las criaturas: Slaads. 

El combate comenzó con una bola de energía violeta disparada por Elondol (algo que comenzaba a volverse costumbre) que detonó con furia en el centro de la caverna, dañando a los enemigos y destruyendo a unos pequeños "renacuajos" que reptaban por ahí. Erdan hizo crecer espinas en el suelo para entorpecer el movimiento de las criaturas, solo para descubrir que el Oni podía volar y evitar esa molestia, no así los slaads; dichas criaturas intentaron morder y rasgar a los aventureros con poco éxito, recibiendo como penitencia certeras dagas de Baracus y espadazos implacables de Jorah. Para sorpresa de todos, todos los oponentes eran capaces de regenerarse, lo cual dificultó su destrucción. Baracus falló al esquivar una de las garras del slaad azul y fue infectado con una enfermedad que lo dejó debilitado. El Oni logró asestar varios golpes con su enorme glaive, pero la lucha se tornó cada vez más favorable para los aventureros que frustraron el último intento de escape del Oni, que fue derribado (nuevamente) por otro certero golpe del paladín.


Culminada la lucha, investigaron la caverna. Lo que encontraron en el centro fue perturbador: varios cuerpos sin vida de humanos y elfos, colgados y descuartizados... algunos con agujeros en el pecho, como si algo hubiese salido a la fuerza... dedujeron que los humanos se trataban de los secuestrados en Loudwater... en una mesa encontraron a la niña, Lisa Carter, pero para alivio de todos, estaba viva, así como también al bebé Spencer. El paladín utilizó sus habilidades curativas para despertar a la niña, lo cual logró eventualmente, pero Lisa entró en pánico, quejándose de un dolor en el pecho. Al ver que los intentos de calmarla no funcionaban, el halfling noqueó a la niña de un golpe y apuró al grupo, ya que era necesario volver al pueblo con rapidez. 

Improvisaron camillas para llevar los cuerpos hasta fuera de la caverna y ya en el bosque, el paladín los subió a su caballo y emprendieron la vuelta al pueblo. Al verlos llegar, salí a su encuentro y para mi horror, vi que la niña había despertado y gritaba desesperada de dolor, rasgándose el pecho en un frenesí. Vimos algo en su pecho, un brillo carmesí que traslucía por su piel y el mago confirmó que se trataba de algo mágico residiendo dentro del pecho de la niña. Rápidamente trajimos a la niña a mi taberna, donde Erdan y Jorah decidieron realizar una cirugía improvisada para remover lo que aquello fuere. Con delicadeza, cortaron la piel de la niña, revelando una piedra roja, alojada debajo del esternón. El mago la removió con una mano espectral, sin causar daño alguno.
Pasada la urgencia y el pánico, la niña contó como la obligaron a tomar un líquido y al recordar la visión de los cuerpos descuartizados no pudo seguir con el relato, así que los aventureros no presionaron. Tomaron un descanso, donde Elondol aprovechó a identificar la gema que extrajeron de la niña: se trataba de una Slaad Control Gem, una piedra mágica con la capacidad de controlar slaads. Ya recuperadas sus fuerzas, volvieron a la caverna a continuar su exploración. 

Uno de los túneles llevaba a una pequeña laguna de aguas termales, proveniente de un túnel que continuaba al sur. El paladín se zambulló al agua, resistiendo la temperatura sin dificultad y nadó unos pies por el túnel, pero al ver que no llegaba a un final, volvió sin más. 
Más adelante, encontraron una caverna donde había una cama, escritorio y un gran laboratorio de alquimia. El escritorio estaba lleno de papeles con fórmulas y anotaciones. Erdan encontró un libro sobre la anatomía de los slaads y Jorah decidió llevarse un pequeño frasco de lo que parecía ser una pócima terminada en todo el caos de tubos y líquidos. Encontraron también, debajo de la cama, un diario escrito en un idioma extraño. Elondol leyó algunos pasajes utilizando un hechizo, que hablaban de "acostumbrarse al plano material" y de "éxito en el último experimento." En una mirada más detenida del cuarto, descubrieron una pared ilusoria, detrás de la cual había una caja roja. Baracus destrancó la cerradura y dentro encontraron una especie de disco grueso metálico, con clavijas, relieves, distintos colores y una ranura en el centro que parecía un párpado cerrado. Sin saber con exactitud de que se trataba, guardaron el objeto en la caja y se lo llevaron.

Continuaron investigando, volviendo a la caverna donde habían destruido a los slaads y continuaron por un túnel que se dirigía al norte, donde notaron que el camino subía y empezaba a aparecer tierra en lugar de roca. 

- Extracto del diario de Ismael Zimmer, dueño de la taberna "El Pez Veloz"

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