Sesión 11: El recolector de almas

Mientras descansan y se disponen a colocar las llaves en sus correspondientes pedestales, se abre silenciosamente una puerta lateral, y sienten que alguien les llama la atención. Sobresaltados, ven una figura familiar que se asoma por la abertura de la puerta. Los áureos cabellos y las delicadas facciones de elfa les confirma que se trata de Isis. Sorprendidos y desconfiados al verla con vida, ignoran su pedido de acercarse. La elfa les dice con una voz tenue que quiere hablar con ellos, y deciden salir del templo por unos minutos, para evitar ser escuchados.

Luego de explicarles que ella se encuentra en la misma situación que el grupo, es decir, no tiene alma y por lo tanto es inmortal, y suponiendo que se encuentran en el templo para enfrentarse al recolector, les ofrece un trato.
Ella no es la única de los agentes del recolector que en este momento se encuentra en el templo. Eben el martillador se encuentra vivo, al igual que la elfa, y los miembros de la tríada no tardarán mucho tiempo en volver de la muerte. Ella se ofrece a eliminar a Eben para que no interfiera con los planes del grupo, a cambio de la liberación de su alma si logran completar su objetivo. Pese a las dudas, aceptan el trato, y ella les revela que originalmente, todos los miembros del grupo formaban parte de un selecto grupo de asesinos, cuya influencia y poder era tal, que se rumoreaba que hasta los mismos dioses los buscaban para juzgarlos. Buscando evitar este destino, hicieron un trato con el recolector, entregándole sus almas a cambio de la inmortalidad. El recolector no les mencionó el efecto de la pérdida de memoria, y debido a esos hechos, se encuentran en su actual situación.

Luego de esta breve charla, ella les desea suerte en la misión, por el bien de todos, y se vuelve a internar en las habitaciones del templo, mientras el grupo se reúne con los harpers y se preparan para enfrentarse al recolector. Colocan las llaves en sus pedestales, y la gran puerta central comienza a abrirse. Del otro lado pueden ver una gran habitación, sostenida por grandes columnas, y en el fondo un gran trono. En el centro, y rodeado por algunos esqueletos y zombis, los esperar el anciano guardián del templo, el sepulturero. Mientras el grupo ingresa en la habitación, el sepulturero les da la bienvenida. Sin dar muchos rodeos, les pregunta el motivo de sus visita, y comienzan a negociar por sus almas. Kalkennash le propone al sepulturero, que todos asumen como el verdadero recolector de almas, que les remueva la condición que causa la pérdida de la memoria, y que les devuelva sus recuerdos, a lo que el recolector acepta, siempre y cuando estén dispuestos a brindarles sus servicios incondicionalmente por un milenio, un lapso de tiempo insignificante para alguien inmortal.

No están muy de acuerdo con el trato, y siguen avanzando hacia el centro de la habitación, hasta que Baltasar, luego de ser advertido por el recolector, da un paso adelante y es empujado violentamente hacia atrás por un gesto de la mano del anciano. Luego de esto es muy tarde para negociaciones, y comienza la batalla. Inmediatamente el anciano se desmaterializa, y en su lugar queda una pila de huesos. El grupo entonces se dispone a enfrentarse a las criaturas que se encuentran en el lugar. Luego de derribar a algunas, la pila de huesos comienza a moverse, y en su lugar se materializa el recolector, mostrando finalmente su verdadera apariencia, la de un dracolich.

Los harpers inmediatamente comienzan el ritual, mientras el grupo se enfrenta al recolector, e intentan evitar que el ritual sea interrumpido. Luego de una larga y agotadora batalla, en la cual en varios momentos temieron por sus vidas, finalmente logran derrotar al dracolich, y ya una vez vuelto a su forma de anciano, lo obligan a liberar todas las almas de una bola de cristal que se encuentra detrás del trono. El recolector les advierte que están devolviendo las almas de todo tipo de criaturas, algunas muy malignas. Baltasar no se inmuta, y lo obliga a liberarlas, a lo cual el recolector responde con un simple: "Necios!". Una vez que todas las almas son liberadas y recuperan sus recuerdos, Baltasar le pone fin a la existencia del anciano, el cual se desvanece no sin antes advertirles que lo que acaban de hacer no va a quedar así.

Sin perder demasiado tiempo, se reúnen con los harpers y con Isis, a la cual encuentran en una habitación, junto al cuerpo degollado de Eben, y rápidamente retornan a Curst, para emprender la vuelta al plano material utilizando el portal en las minas. Retornan a la ciudad de Waterdeep, donde se reúnen con los harpers, los cuales los felicitan por el éxito de la misión, y los recompensan con dos diamantes astrales, los títulos de propiedad de la fortaleza abandonada cerca de la ciudad de Baldur's Gate, documentos que los identifican como duques de esa región, y algunos otros objetos mágicos, y les extienden una invitación para formar parte de la organización. Luego de prometer a los harpers una pronta respuesta a la oferta, y de tener una breve charla con Isis sobre sus próximos rumbos, parten hacia Baldur's Gate junto con la elfa, la cual parece haber adquirido un inusitado respeto hacia Midnight. Sus objetivos son inspeccionar sus tierras, y prepararse para lo que les depare el destino.

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