Sesión 6: Los discos de platino

Lo que parecía ser un combate inminente contra el sharn, gracias a la diplomacia de Baltasar simplemente se limitó a una conversación, en la cual pese a no haberlo derrotado en combate, la criatura los reconoció como los verdaderos portadores de los discos, y dió por completada la prueba. Cuando le preguntaron sobre las escrituras de los discos, el sharn afirmó no conocer su contenido, pero sí les dijo que sólo los elegidos de Mystra son capaces de descifrarlo. Cuando lo consultaron sobre la identidad de los elegidos, les mencionó algunos nombres: Elminster Aumar, Alustriel Silverhand, Laeral Silverhand, Simbul, Storm Silverhand, y el fallecido Khelben "Blackstaff" Arunsun. Luego de un extenso intercambio de información con el sharn, deciden abandonar el templo de Mystra juntos, para reunirlo con el otro sharn infectado por la plaga que los espera a la salida. El sharn menciona también que este templo secreto de Mystra va a dejar de existir como tal una vez que los portadores de los discos abandonen el lugar.

El sharn reune a varios integrantes de su comunidad y abandonan todos juntos el lugar teletransportándose nuevamente a las cuevas de los trolls en las colinas de Ravenhold. Inmediatamente comienzan a sentir temblores en el interior de la colina, indicios de la destrucción del templo. Cuando buscan al sharn que los llevó al templo no lo encuentran. En su lugar, ven el portal por el cual accedieron al templo, pero no hay rastros de su creador. Inmediatamente escuchan unos golpes secos que se acercan por el pasillo que sale de las cuevas. Inmediatamente reconocen el característico andar del anciano que alguna vez los recibió en el templo de los perdidos en el plano de las sombras, y que luego resultó ser el dracolich responsable de su particular condición, al cual derrotaron en combate. El anciano llega hasta donde se encuentran y luego de un breve intercambio de ácidas palabras con Kalkennash, el sharn se contacta mentalmente con ellos, y le explican sobre el inminente peligro. Inmediatamente, pueden apreciar como los sharn que los acompañaron comienzan a fundirse en una única gran entidad. Con una mirada que destila puro odio, el anciano comienza a mostrar su verdadera forma, al tiempo que el sharn crea un portal de escape por si las cosas no van bien, les dice que va a perder el contacto mental con ellos, y tras una última frase: "Encuéntrenme en Rymanthiin", se funde con el resto de los sharn.

Una vez que ocurre todo esto, las cavernas se convierten en un verdadero caos, cuando el dracolich comienza a invocar esqueletos que acuden en su ayuda, e intercambia golpes y conjuros contra el último resquicio de verdaderos sharns que quedan en el mundo. Los miembros del grupo intentan resguardarse un poco del gran caos que repentinamente invade la habitación, e intentan ayudar en el combate atacando a varios de los esqueletos que atacan desde todas direcciones al sharn. El elfo Theren destina algunas flechas al dracolich, que parece demasiado atento a los ataques del sharn como para notarlo. Eventualmente logran ver como los embates del dragón hacen mella en la masa informe que conforman todos los sharn, y ésta va perdiendo tamaño poco a poco. Cuando el portal que había generado comienza a desvanecerse, el grupo inmediatamente lo atraviesa, abandonando al sharn a su suerte.

Reaparecen en la superficie de las colinas cerca de Ravenhold. Luego de algunos minutos, pueden ver un enorme dracolich levantar vuelo de las cavernas cercanas y alejarse en dirección este. Una vez que el dracolich se pierde de vista, regresan a las cuevas, pero no logran encontrar rastro del sharn. En el lugar sólo quedan indicios de batalla, y algunos restos de la sustancia aceitosa que los compone. Deciden por lo tanto retornar a Ravenhold a decidir sus próximas acciones.

Una vez en Ravenhold, reciben de Jarred un mensaje de los Harpers, para que se pongan en contacto con ellos. De cualquier modo se dirigían hacia la habitación de la fortaleza que contiene la piedra de comunicación para reportar todo lo ocurrido. Los harpers escuchan atentamente, y cuando les preguntan sobre Rymanthiir, les explican que es una ciudad escondida en el pantano conocido como High Moor. Sólo miembros de los Harpers saben cómo llegar a ella, ya que requiere el conocimiento y la manipulación de energía arcana para encontrarla. Por lo tanto, deciden pedir un guía que sea capaz de llevarlos hasta allí, a lo cual los Harpers acceden sin problemas. Además les comunican sobre unos extraños incidentes ocurridos en un pueblo cercano a la zona donde se encuentra Ravenhold, llamado Triel. Al parecer algunos habitantes del pueblo han estado actuando de forma extraña, desapareciendo durante días y no recordando absolutamente nada al regresar. Los Harpers enviaron un agente a investigar, pero no se ha reportado en un tiempo considerable y existe preocupación en el grupo. Como paga si deciden aceptar la misión, los Harpers acceden a ayudar en la construcción de un círculo de teletransportación en Ravenhold.

Deciden investigar los sucesos en Triel, pero antes deciden llevar los discos a Elminster, que está recluído en Shadowdale, al cuidado de Storm Silverhand. Los Harpers aceptan enviar un mago que les permita transportarse a Shadowdale rápidamente. Luego de un par de días llega el enviado de los Harpers, y el grupo se transporta a Shadowdale mediante un ritual. Una vez llegan se dirigen directamente a la torre de Elminster.

Los recibe Storm Silverhand, la barda de Shadowdale. Una humana elegida de Mystra y miembro de los Harpers. Durante los eventos que siguieron al cataclismo, ha perdido su voz y su porte ya no es tan impactante como antes, aunque sigue manteniendo su determinación y su buena disposición. Luego de hablar con Storm y enseñarle los discos, su rostro se tensa y adopta una postura mucho más seria. Luego de una conversación sobre Mystra y los discos, les propone involucrar a Elminster en el asunto. El grupo accede y Storm se retira a buscar al famoso mago. De los pisos superiores de la torre, desciende un anciano vestido con sus características túnicas rojas, sosteniendo una vara que lo ayuda a caminar.

Con una voz muy calma se presenta y los saluda. Luego de hablar un rato sobre los discos y otros temas como los sharn, Elminster les dice que efectivamente los elegidos de Mystra son los únicos capaces de descifrar el mensaje que contienen los discos, pero que puede llevar un largo tiempo. El grupo decide esperar algunos días en Shadowdale mientras Elminster comienza a descifrar el mensaje, simplemente para tener algún indicio de la información allí contenida. Luego de unos cinco días durante los cuales visitan el pueblo con Storm, se cruzan con otra de las elegidas de Mystra, conocida como Simbul. Les llama la atención el desinterés con el que los trata, aún sabiendo que son los portadores de los discos de Mystra. Elminster les comenta que la situación de Simbul es muy particular, que ha perdido la fé en Mystra y en sus antiguos compañeros de aventuras incluído el mismo Elminster. Luego de esto, el mago les comenta que hubo un importante avance en la traducción de los discos, y los invita a su despacho en el piso superior de la torre a hablar al respecto.

Una vez allí, Storm y Elminster les cuentan al grupo que los discos aparentemente contienen información que indica que la muerte de Mystra fué vaticinada, y por lo tanto la diosa tomó precauciones para cuando ese momento llegue. Por ese motivo fué que escondió el templo debajo de las colinas cercanas a Baldur's Gate, y depositó allí los discos. Los discos parecen contener información sobre un poderoso ritual que sería capaz de retornar a Mystra al mundo. Elminster espera que el resto del mensaje en los discos describa en detalle este ritual y los componentes necesarios. Para descifrar el mensaje completo, estima algunos meses de intenso trabajo. El anciano mago parece revitalizado con este descubrimiento, y su mirada apagada ahora posee un brillo que no se le veía desde antes del cataclismo. Con este conocimiento, el grupo decide regresar a Ravenhold para emprender el camino hacia Triel, y le piden a Elminster si es capaz de transportarlos hasta Baldur's Gate. El mago, notando a Snake muy interesado en una pipa que descansa sobre su escritorio, se la obsequia como un gesto de agradecimiento por haberle hecho llegar los discos, y accede a transportarlos hasta la ciudad. Tras despedirse de Elminster y Storm, y transportarse hasta Baldur's Gate, emprenden viaje inmediatamente hacia Triel.

Al llegar al poblado comienzan a investigar en distintos lugares, y llegan hasta hablar con una de las personas afectadas por los misteriosos sucesos. Al hablar con su esposa, ésta le comenta que su marido desapareció hace poco por un par de días, y al regresar no recuerda haber estado ausente. También les comenta que sus ropas olían a desperdicio. También se enteran que la gente del pueblo ha ido a la alcaldía a reportar los extraños sucesos, pero el alcalde le restó importancia al asunto poniendo como excusa estar ocupado con otros asuntos más importantes.

Deciden investigar las alcantarillas del pueblo, a las cuales no está permitida la entrada salvo a miembros de la alcaldía. Preguntando por las calles del pueblo, logran averiguar la ubicación de una de las entradas a las alcantarillas y hacia ella se dirigen. Luego de corroborar que nadie los observaba, y ya caída la noche, Snake abre la cerradura de la entrada y descienden. Una vez dentro recorren los túneles en dirección al centro del pueblo, hasta que llegan a una especie de cámara central, donde pueden ver unas figuras hablando entre ellas. Midnight se acerca a investigar, pero es detectado, y un par de figuras ataviadas con túnicas y encapuchadas se acercan. Inmediatamente Kalkennash comienza a correr desde el lugar donde se encontraba, unos metros más atrás por el túnel en dirección al elfo.

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